Antes de tener lectores, antes de tener comentarios, e incluso antes de llamarse Acceso Directo, este blog tuvo anuncios de Adsense. Porque en mi imaginación iba a llenarme de plata haciendo un blog. Ja.
Durante un par de años no me fue mal, pero tampoco podría decir que me fue bien. Lo que para otros bloggers amigos era la mitad de un muy mal mes, para mí era un mes sobresaliente.
No me siento particularmente mal por ello. Lo mío nunca fue la optimización para SEO ni poner 7 banners por página. Me gustaba más escribir. No copio contenido, no compro enlaces, no sobreoptimizo ni spammeo. Sigo las reglas prácticamente al pie de la letra.
Sin embargo, fui golpeada como muchos por los últimos cambios de algoritmo de Google, que decidió explícitamente beneficiar a los sitios grandes, para que sean cada vez más grandes, y empezar a borrar de su mapa a los medianos y chicos.
Acceso Directo sigue en pie, por supuesto, pero desde hace tiempo ya que me viene haciendo ruido estar cediendo espacio en mi blog para publicidad que beneficie al mismo buscador que tan decidido está a desestimarlo.
Así que desde ayer que este blog ya no muestra anuncios de Adsense, y me siento muy bien con la decisión.
¿Quiere decir esto que no va a haber más publicidad en el blog? No necesariamente. Los anunciantes que quieran comprar banners directo pueden hacerlo (este es mi mail), y los posts patrocinados seguirán siendo una opción como hasta ahora (ustedes ya conocen mi postura).
¿Y nunca más en la vida voy a usar AdSense? No lo sé, nunca digas nunca. Puede que sí, puede que no, pero definitivamente no en estas condiciones para este espacio.
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