A modo de experimento accidental, pasé un día entero sin mi teléfono móvil. Qué me encontré cuando lo recuperé:
– 17 mails sin leer
– 5 mensajes de texto
– 1 correo de voz
– 2 llamadas perdidas
– 3 notificaciones de Astrid
No mucho, realmente.
Es más interesante lo que me pasó a mí, quizás. Tener que usar teléfonos de línea para avisar a mi casa en dónde estaba. Viajar en colectivo sin twittear ni revisar mails, simplemente leyendo un libro. No poder revisar los mails desde la cama. Sentirme completamente desconectada. Sentirme como en 1999.
Para los technoholics como yo puede resultar un poco raro al principio, pero una vez cada tanto (muy cada tanto) es una experiencia que hay está bueno atravesar.
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