En muchos países de Asia no es raro ver a hombres mayores hablando por celular. De hecho, en la India, hay gente viviendo en la calle que pide limosna y suspende su actividad para hacer o recibir una llamada. Es una realidad que los teléfonos móviles, así como otros aparatos tecnológicamente avanzados han inundado todos los rincones del mundo habitado… y no tan habitado también. Ricos y pobres, grandes y chicos, mujeres y hombres, todos tarde o temprano sucumben por igual al feroz avance de la tecnología. Avance que a veces nos beneficia, pero otras nos perjudica. ¿Cómo?
Nadie negará que la tecnología vino para hacernos la vida más fácil, pero hasta cierto punto puede también complicarnos la existencia.
¿Podemos valernos de la tecnología de manera equilibrada y a la vez considerada? ¡Te invito, querido lector, a que me acompañes a descubrirlo!
Todos lo sabemos, donde más parece haber proliferado la ola tecnológica masiva es en el campo de los teléfonos celulares. Estos aparatos toman fotos, reproducen música, nos posicionan globalmente, nos permiten navegar en internet, enviar mensajes de correo electrónico, ver tv y claro, también hacer llamadas. Según ciertos estudios, el 75% del planeta posee un teléfono celular. Si descontamos del 25% restante los niños muy pequeños y las personas muy mayores… podríamos arriesgarnos a decir que casi toda persona en edad de manejar un teléfono celular en el mundo, tiene acceso a él.
De acuerdo con un informe del diario The Washington Post, un teléfono celular «tiene hoy más capacidad de procesamiento de la que tenía el Comando de Defensa Aérea Norteamericano en 1965«.
Esto tiene un lado muy positivo: Podemos comunicarnos donde sea, en el momento que sea. Pero el estar disponibles todo el tiempo es un arma de doble filo. ¿Nunca te sentiste abrumado por la necesidad de estar siempre «disponible»?
Un paso más allá lo conforman los adictos a la tecnología, quienes sienten la compulsión de vivir constantemente conectados, de saber siempre qué está pasando. Ups!… Esto en mayor o menor medida nos pasa a todos ¿No?
No sólo es preocupante la adicción, sino también las distracciones, falta de productividad e interrupciones que pueden llegar a complicar los ámbitos donde nos desarrollamos: Desde el trabajo hasta nuestra vida familiar.
¿Una bendición o una maldición?
No hace falta extendernos demasiado para saber la respuesta: Si somo nosotros quienes creamos, usamos y controlamos la tecnología, depende solamente de nosotros aprender a usarla con responsabilidad. Un GPS puede ser muy beneficioso si circulamos con nuestro vehículo por una zona desconocida. Pero si constantemente quitamos la vista del camino, podemos cometer un grave accidente.
Y ni hablar del teléfono celular. Ese aparatito sí que sabe crearnos dependencia… Si, me incluyo. La adicción al teléfono celular actualmente se considera tan grave como otras adicciones porque el efecto emocional que tiene en las personas el no poder comunicarse o no estar disponible, hace que se valore el celular como una necesidad básica, igualándolo por ejemplo, a la comida.
¿Alguna vez tomaste el celular, sin que haya sonado y lo revisaste “por si acaso”? Ese tipo de ansiedad genera angustia, por ejemplo, cuando no tenemos señal o se nos gasta la batería. Tenemos esa sensación que nos estamos perdiendo «algo importante».
Seamos sinceros con nosotros mismos ¿Cuántas veces nos perdimos algo importante por estar un rato desconectados?
En la pareja puede traer problemas graves debido a la falta de comunicación o la disminución del tiempo en familia. Además, los chicos ven y aprenden. Si papá o a mamá están en su tiempo libre siempre conectados, esto ayudará sobremanera a que los chicos también se conviertan en adictos.
Volviendo al tema de las distracciones y los accidentes, en Estados Unidos, al investigar un accidente ferroviario que sucedió en California que costó la vida de 25 personas, se descubrió que el maquinista había enviado un mensaje de texto segundos antes del accidente. Ni siquiera intentó frenar.
Se dice que los reflejos del conductor que habla por teléfono -inclusive con manos libres- quedan tan disminuidos como el de una persona bajos los efectos del alcohol. Una encuesta indicó que casi el 40% de los conductores entre 16 y 27 años envían mensajes mientras conducen. Las compañías de seguros, ante un siniestro pueden averiguar si estuvimos usando el teléfono justo antes del accidente.
¿Será hora del auto-análisis? ¿Pasamos cada vez más tiempo conectados? ¿Se ha vuelto nuestra actividad preferida? Cuidado, tal vez estemos dando los primeros pasos para convertirnos en adictos a la tecnología… Y ojo, cualquier tipo de adicción es una patología. Una enfermedad.
Todo este asunto me recordó una nota que salió en La Nación, en el suplemento «Tecnología», donde el Sr. Ariel Torres (@arieltorres) de una manera risueña nos cuenta cómo nuestra vida 1.0 se ha ido modificando a medida que nuestra vida 2.0 la fue colonizando.
Podemos reírnos, pero en el fondo: Si nos pasa esto ¿no debería estar sonando la alarma? Demasiada red social en tu vida privada.
¿Y los buenos modales?
En una nota del Cronista Comercial, se citó una encuesta sobre los modales en el uso de dispositivos portátiles (celulares, tablets o notebooks), realizada en los Estados Unidos y mostró que 9 de cada 10 adultos considera que la gente emplea mal la tecnología móvil y el 75% reconoce que los modales asociados a la tecnología empeoraron en el último tiempo. El estudio, respaldado por Intel, fue realizado entre 2000 adultos mayores de 18 años.
“Estos resultados se aplican 100% a cualquier país de América latina, incluida la Argentina. La situación es la misma, hay una falta de consideración hacia el otro en el momento de usar los dispositivos móviles. Es un tema generacional porque los menores de 18, que nacieron con estas tecnologías, no ven la falta de respeto. Estamos en un momento de transición”, dice Gabriela Gallardo, gerente de Negocios, Gobierno y Educación para Intel Cono Sur.
Es cierto, yo nací en la época en que había que caminar varias cuadras para encontrar un teléfono publico con «cospeles». Pero no creo que sea esa la razón por la cual me molesta tanto estar en una cena y que alguien en la mesa se ponga a hablar por celular. También me molesta que suene el celu en el cine. Y si me pasa a mi me da muchísima vergüenza.
¿Y nuestro tiempo?
El tiempo… Dichoso el que pueda decir hoy día que le sobra el tiempo.
El trabajo, la familia y las obligaciones consumen nuestro tiempo de una forma voraz. La tecnología puede ayudarnos muchísimo a ahorrar tiempo…. y también a perderlo.
Gracias a Internet podemos hacer infinidad de cosas productivas… Pero pasar horas usando el Messenger, redes sociales como Facebook, Twitter, o simplemente navegando sin rumbo, puede asesinar nuestro escaso tiempo o nuestra productividad laboral… Con las amargas consecuencias que eso podría acarrearnos. Ni hablar de los cientos de adjuntos de Power Point que todos los días llegan a nuestra casilla de mail… Si llegamos a leerlos todos, podemos borrar el día del calendario… no vamos a usarlo para nada más.
Investigando un poco para hacer este post, me encontré con información muy interesante respecto a la tecnología en el trabajo y la pérdida de tiempo por la ilusión de que el humano puede ser «Multitask» usando la tecnología. Bary Sherman, RRPP de PEP Productivity Solutions, una empresa consultora de gestión que se especializa en ayudar a las empresas a ser más eficientes hace este interesante comentario: “Solía decir que la multitarea ha hecho que cada trabajo lleve un 15 por ciento más de tiempo. Ahora digo que es un 50 por ciento”.
¿Que quiere decir esto? Que creemos que podemos hacer varias cosas a la vez , como las computadoras. Hablar por teléfono, contestar los mails, y mantener una conversación presencial. O también, trabajar con varios programas a la vez en nuestra computadora. Según la revista Time, quienes tratan de fijar la mente en varios asuntos a la vez tardan más tiempo -el doble o incluso más- que si los hubiesen hecho uno detrás del otro.
De nosotros depende
En Italia abrieron dos cínicas para curar la adicción a Internet. Esto puede parecernos muy gracioso, pero… ¿Que demuestra? La adicción a la tecnología es un problema real.
No hay dudas que la tecnología bien usada es de gran ayuda. Eso no está en discusión. Pero como todas las cosas, los extremos son malos. El abuso puede generarnos muchos problemas. ¿Notamos que estamos demasiado tiempo conectados sin un fin específico? Si se nos corta internet ¿Podemos mantenernos vivos sin desesperar? ¿Podemos disfrutar de un fin de semana al aire libre sin la necesidad imperante de estar conectados viendo «que pasa»? ¿Dedicamos más tiempo a nuestros gadgets que a nuestra familia? O peor ¿Se han convertido nuestros gadgets en nuestra nueva familia?
Recordemos: Siempre nuestra familia y nuestros seres queridos tienen que estar antes que la tecnología. ¿Para que malgastar nuestro tiempo y recursos en programas o aparatos que no necesitamos?
La clave es ser responsables y equilibrados, y si vemos que nos estamos excediendo en el uso de la tecnología, que hemos bajado nuestra productividad laboral o notamos que nuestros seres queridos nos reclaman un poco de nuestro tiempo y atención… Paremos un minuto a pensar y reflexionemos. ¿Que vale más? ¿Una charla con nuestro cónyuge, un beso de nuestra hija, un abrazo de nuestra amiga? ¿O enterarnos en qué está pensando ese contacto de twitter que nunca le hemos visto la cara?
¿Será el momento de poner las cosas en su debido lugar…?
¿Y vos que opinás? Me interesa saberlo. Sigamos la charla en los comentarios. Te espero.
Sobre el Autor: Asur, es un ferviente amante de la tecnología. Inquieto por naturaleza tanto de cuerpo como de alma. Lector entusiasta, melómano, muy curioso, preguntador compulsivo y conversador. Podés encontrarlo también en www.cosas-simples.com.ar Y podés seguirlo en Twitter como: @asur
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