Ahora que se acerca fin de año, y con él, las vacaciones, me parece un buen momento para preguntarnos sobre la tecnología y las vacaciones.
Yo me fui de vacaciones a mitad de año, y en ese momento pregunté en Google+ qué gadgets me debería llevar a mis vacaciones. Para mí, el Kindle, el iPad y la notebook tienen tres propósitos bien diferentes (leer, navegar/ ver contenido, y escribir, respectiva y básicamente) que me servirían en mis horas de descanso, pero al mismo tiempo sentía que era una exageración cargar con tantas cosas.
Algunas de las respuestas fueron bien prácticas (ej: «Instalá la aplicación de Kindle en el iPad, y dejalo»), pero muchas otras apuntaban a que mejor dejar todo o casi todo en casa. Si no, no serían vacaciones. No puedo decidirme sobre si estoy de acuerdo con esos puntos o no.
Por un lado, Santiago Do Rego me dijo, un tiempo después, algo con lo que sí estoy de acuerdo: no hay ningún mérito en no llevarse tecnología de vacaciones, y usarla en los tiempos de descanso no es termómetro de qué tanto uno descanse o no.
Mi experiencia personal fue que, aún llevando todo, me desconecté realmente porque no sentía la _necesidad_ de usarlos, ni de revisar las cuentas online, más que cuando tuviese realmente ganas.
El tema es que para los que trabajan permanentemente con la tecnología, por más que no piensen tocar los mails de trabajo ni con un chorro de soda, no sé hasta qué punto estar en contacto con los mismos elementos con los que trabajan no les permitiría terminar de desconectarme por completo.
Y para terminar de complicarlo, estos mismos dispositivos son los que usamos para nuestro tiempo de ocio: ya casi solo leo libros en el Kindle, uso el iPad para mirar mis feeds (y, por qué no, alguna sesión de Angry Birds), y la notebook tiene el mejor soporte para escribir cuando me inspiro (y una buena pantalla para ver películas mientras espero en el aeropuerto).
Así que al final de cuentas, la tecnología en las vacaciones me parece una cuestión muy personal, y que depende del grado de adicción a la misma (y al trabajo) que tenga cada uno.
Si llevar el smartphone a la playa es una forma de tener un dispositivo para sacar fotos, escuchar música, y tirar algún tweet que haga morir de envidia al _timeline_, bienvenido sea. Pero si vas a revisar los mails cada 10 minutos porque te sentís mal si no lo hacés, entonces hay que repensar algunas cosas.
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