El sábado pasado la pasé tan pero tan bien (una de esas noches en las que todo apunta a que te sientas feliz) que quería compartir con ustedes mi experiencia en un lugar casi secreto en Buenos Aires.
Todo comenzó (no, ni en la Isla del Sol ni en Hebraica Pilar) en el ascensor de mi trabajo, cuando Carlos me comentó sobre un restaurant de unos amigos suyos, algo diferente, chico, casi íntimo, y que le parecía interesante que vaya a conocerlo. A mí la idea me encantó (siempre me gusta probar cosas diferentes) y es así como terminé con reservas para Paladar Buenos Aires para el sábado a la noche.
Paladar es el proyecto de Ivana y Pablo, una pareja que ha hecho de una casa, una de las mejores experiencias para cenar que tuve en mi vida. Ella es somelier y él es chef, y en su tiempo libre armaron este proyecto que funciona solamente los viernes y sábados por la noche, con reserva previa.
Justo el fin de semana que fui yo era el previo a San Valentín, y estaba todo decorado a la ocasión: luz tenue, velitas, pétalos de rosa en la escalera y en las mesas, y música suave de fondo. Para mí es re importante un lindo ambiente, y éste comenzaba a deleitar mis sentidos de la vista, el tacto y el oído. El gusto y el olfato tuvieron también su premio cuando empezó a llegar la comida.
Cada semana en Paladar preparan un menú distinto con el que te esperan, divido en 5 momentos: aperitivo, entrada, plato principal, prepostre y postre. No solo eso, sino que además cada momento está acompañado por un vino de la bodega Alma 4 especialmente elegido para cada plato. Uno más delicioso que el otro.
Con mucha dedicación y buena onda, tanto Ivana como Pablo nos fueron explicando qué era cada plato, cada vino, el por qué de cada ingrediente. Esto para mí no fue un detalle menor, ya que la dedicación que le ponían a cada momento te hacía apreciarlo todavía más.
El menú de la semana pasada fue un manjar. Ya sé que estoy usando un montón de adjetivos calificativos hermosos, pero es que el ambiente y la comida (y la compañía) causaban felicidad. De aperitivo, unas tostadas con pulpa de ostra. De entrada, un carpaccio de ternera con hojas verdes, huevo de codorniz y crocante de reggianito. El plato principal (que podría comer todas las semanas si por mí fuese), cintas rojas con manteca noissette de avellanas, nueces y hongos de estación. Y el postre un delicioso «Tentación de chocolates». También nos ofrecieron café Nespresso o té Amarte, pero ya estábamos llenísimos.
Imagínense que a mi, con lo que me gusta comer y estar en lugares lindos, el lugar me dejó fascinada, y no puedo esperar a volver. Así que quiero recomendárselos muchísimo, no solo por todo lo bueno que les conté ahí arriba, sino porque es un proyecto que se nota que está hecho de corazón.
Si no me creen a mí, pueden ver las calificaciones que tienen en Guía Oleo y ahí seguro ya no les queda ni una duda. Vayan, y después me cuentan (y agradecen :P).
Comentarios
5 respuestas a «Paladar Buenos Aires»
yo habia leido, y me gusto la idea, pero siendo intolerante a la lactosa los menues limitados me dan miedo… un toque de crema y estoy out!
Jajaja, si si, no escatimé en adjetivos 😛
El menú es de alrededor de $150 por persona. No da para todas las semanas, por supuesto, pero si tienen una ocasión especial o simplemente ganas de pasar un lindo rato en pareja o con un amigo/a, vale la pena 100%
Había escuchado nombralo (no sé si en Guía Óleo, Joy o alguna revista similar) y me interesó.. creo que debo tenerlo en carpeta para alguna futura fecha especial (o por qué no una salida cualquiera)… Gracias por la recomendación y la gran cantidad de adjetivos distintos que utilizaste sin repetir 😀
Se nota que te gusto, bah se RE NOTA jajaja y habla muy bien del lugar, que hoy día es difícil.
Espero tener una ocasión para ir a conocer el lugar.
Gracias por compartir la data (incluido la adjetivación)
Pinta MUY bueno ! … Voy a tener que ir !
A todo esto, fue caro?
PD: Muy buena Data !
Saludos,