…ya me imaginaba. Y anoche lo comentaba en Twitter antes de que se sepa la verdad (o por lo menos, de enterarme yo). Eso de Google, el dióxido de carbono, las teteras y la contaminación ambiental, se lo inventó el New York Times.
Ojo, no juzgo a todos los que repitieron la noticia, uno tiende a confiar en ciertas fuentes de autoridad (aunque eso también es cuestionable), y tampoco podemos desconfiar de todo lo que se dice. Eso linda con la paranoia y uno termina armando teorías conspirativas.
Pero sencillamente la noticia se veía sensacionalista y distorsionada desde el principio.
Para reflexionar: si un periódico de la envergadura del NYT inventa descaradamente (o, mejor dicho, “acomoda las palabras para que uno entienda ciertas cosas”) datos de este estilo, ¿cómo podemos creerle cuando habla de guerras, política o economía? Yo, personalmente, no lo hago.
Y esto no sólo se aplica a los medios masivos, cultivar el pensamiento crítico, aunque más no sea para concluir que se está de acuerdo con lo que se leyó, es un buen ejercicio que jamás deberíamos dejar de practicar.
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