Como les contaba mientras compartía con ustedes mi experiencia en Economy Plus de United Airlines, mientras estaba haciendo el web checkin, me salió una oferta para upgradearme a «First Business» para el vuelo de Houston a Miami. Y como viajar en la codiciada «primera clase» siempre fue uno de mis sueños (aunque la de cabotaje no se compara con la de vuelos internacionales), decidí aprovechar el precio promocional de $89 dólares.
(Nota: este fue un viaje de trabajo, pero tanto los upgrades a Economy Plus, como a First Business, me los pagué yo misma.)
Ya hacía 4 horas y media que estaba haciendo tiempo en Houston, así que la ventaja de abordar con el primer grupo fue más que bienvenida, quería sentarme rápido y de una vez por todas.
El asiento que elegí fue el 1F, adelante de todo y del lado de la ventanilla. La diferencia del tamaño del asiento se nota de una (entraba yo y cosas a mis costados), así como la calidad de los almohadones y el grado de reclinación del respaldo. Y ni les cuento el espacio para las piernas, podía estirarlas por completo.
Mientras esperábamos a que todos los pasajeros terminen de abordar, llegó el primer diferencial más allá de los asientos: nos ofrecieron cualquier bebida que queramos para tomar durante la espera. La azafata nos daba charla y estaba mucho más presente que en la cabina de turista. Más que una azafata, parecía una anfitriona.
Despegamos, y al poco tiempo nos ofrecieron no solo más bebidas sino unos platitos de cerámica con almendras y nueces calientes. Imagínense que para mí, que toda mi vida viajé en turista, tener un platito de cerámica en la mano en el avión me parecía de otro planeta. Sí, me maravillo con las pequeñas cosas, y me encanta que así sea.
Al poco rato nos dieron un servicio de almuerzo (en resto del avión solo tenía incluidas bebidas), que me sorprendió más todavía, ya que podíamos elegir la comida no entre dos opciones (ya saben, ¿pollo o pasta?), sino que entre una variedad elaborada en un menú.
Me terminé pidiendo una especie de burrito que me resultó un poco más picante de lo que hubiese deseado, pero que estaba riquísimo, y no dejaba de darme risa tener los platos de cerámica, el vaso de vidrio, y los cubiertos de metal. Viajar en primera significaba dejar atrás todo el folclore del avión al que estoy acostumbrada, y estar por un ratito en una burbuja «mimada».
El resto del viaje fue más que apacible, sin turbulencia, con bebida cuando quisiera (tampoco tenía tanta sed), y con la azafata que venía, charlaba y hasta hacía unos truquitos de magia para los pasajeros de la fila de al lado.
Hace tiempo ya que viajo sin iPod ni reproductores musicales en general, y simplemente conecto mis audífonos al outlet del asiento. En este caso, los dejé sintonizados en la estación «pop», más que adecuado teniendo en cuenta que me iba a Miami.
Dormí un poquito la siesta, leí otro poquito, y antes de darme cuenta nos estábamos preparando para el aterrizaje. En ese momento la azafata vino con unas toallitas húmedas mojadas para que nos refresquemos, y después sí, finalmente bajar a tierra. Literal y figurativamente.
La frutillita final del postre fue que cuando llegué a buscar mi valija a la cinta, me quedé sentada un rato esperando a que la misma arranque… hasta que me di cuenta que mi valija ya estaba allí, a un costadito, junto al resto de las valijas de First Business, lista para que me la lleve.
En conclusión creo que está de más decir que me encantó la experiencia y me gustaría poder viajar así siempre. Ahora bien, si no la hubiese encontrado a $89, y en cambio hubiese tenido que desembolsar los $260 que sale el upgrade a primera en ese vuelo, no sé si valdría la pena, sobre todo porque son pocas horas de vuelo.
Quizás sí se justificaría más si del avión hubiese tenido que ir directamente a trabajar (como suele pasar), y en ese caso las dos horitas en primera contrarrestan un poco los efectos de las 10 horas anteriores en turista.
Ojalá me vuelva a encontrar un deal así 🙂
Comentarios
3 respuestas a «Mi experiencia en First Business de United Airlines»
Que lindo, un par de veces me hicieron el upgrade a Business porque habían revendido el vuelo y es genial. Pero como decís vos se disfrutan más cuando haces vuelos largos en serio.
Lo que sí no entiendo es porque dan cubiertos de metal (como también se los daban a turista antes del 11 de septiembre). Tenía entendido que era por un tema de seguridad, pero ahora viendo que hoy en día a Business le dan de metal otra vez es solo por costos. O las Aerolineas creen que los terroristas van a viajar sólo por turista?
Beso! Como siempre un placer leerte.
No hay nada mejor que la primer experiencia en First Class, genial el deal que pudiste aprovechar!
La única vez que tuve la oportunidad de viajar en primera conlleva una anécdota, pero la voy a hacer corta 😛
En ese entonces vivía en México, íbamos de vacaciones a Canadá (via Canada Air) por una semana. Entre idas y vueltas en el aeropuerto, llegamos justos a la puerta de embarque, en el mostrador la chica nos dice que «lamentablemente no deberán ascender a primera porque hubo sobre-venta de pasajes» 😀
Más allá de lo genial que fue todo, nunca voy a perdonar a mi vieja que no me dejó repetir helado, podía pedir todo el que quería y no era cualquier helado, eran Cornettos! tenía 11 años jaja
Genial post 🙂
muy bonita tu experiencia por (first business de united airlines) me encanta que las personas disfruten de
las cosas buenas de la vida ,especialmente vos. que te sirve para inspirarte en tu trabajo como escritora.
chao