Los que me siguen en mi canal de YouTube sabrán que, desde que tengo a Emma (mi perrita), mi vida tan simple y ordenada se volvió muy caótica. Y en mi búsqueda por alcanzar un nuevo estado de orden (distinto, más alocado y dinámico) me di cuenta que en casa tenía un montón de cosas que ya no necesitaba, o simplemente no usaba.
Muchas de esas cosas las regalé o doné, pero también habían otras tantas que estaban en buen estado, y que tranquilamente podían servirle a alguien más, y la mejor opción me pareció venderlas.
Ahí es donde entra en juego letgo, una app para Android y iOS que sirve para vender lo que ya no uses, y comprar también cosas usadas de otras personas que puedas estar necesitando.
- Android: http://bit.ly/1LSk9Oe
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iOS: http://bit.ly/24rCQ6U
letgo tiene algunas características diferenciales que me parecen muy útiles:
- Se centra en la geolocalización para mostrarte resultados útiles que estén en una zona cercana a la que hayas marcado como tu casa. Por supuesto, no da direcciones exactas, pero es una buena forma de saber si eso que estás buscando está a dos cuadras, dos kilómetros, o dos horas de bondi.
- Se conecta con Facebook, no solo para que puedas compartir lo que vendas directamente con todos tus contactos, sino también para saber, por ejemplo, si tenés amigos en común con el comprador o vendedor. De alguna forma, tener esa información antes de encontrarse le da una capa de seguridad agregada.
- Chat directo con potenciales compradores o vendedores. Nada de intercambiar teléfonos o mails, ni tener que ofertar para poder hablar en privado. Esto es de lo más práctico.
- Wish-list a través de tus «Me Gusta» para tener una vista de todo lo que marcaste antes de tomar la decisión de comprar algo.
En mi caso estoy vendiendo unas cositas divinas (incluido mi Fitbit!) que, si quieren, son más que bienvenidos a chusmear desde la aplicación:
Como defensora de la simplicidad que soy, los invito a que revisen sus casas en busca de esas cosas que están guardando «por las dudas», o «porque no sé qué hacer», y se despidan de ellas. Y, si en el camino ganan algunos pesos extra, hey, no viene nada mal, ¿no? 😉