Hijos de la Oscuridad: Milo es el primer libro de la trilogía vampírica que mi amigo el gran Diego Gualda lanzó este mes, y que tuve el placer de leer unos días antes de que salga a la venta.
Actualización: ya a la venta como eBook también 🙂
En las páginas de Hijos de la Oscuridad: Milo no encontrarán la historia de uno o dos personajes, sino de un grupo diverso de personajes normales y paranormales con sus virtudes y sus defectos, éstos últimos mucho más jugosos e interesantes que los primeros. Y en el medio, romance, traiciones, vampiros y sangre.
Por lo general soy una lectora muy lenta pero me bajé el libro en una semana, que para mí es velocidad de la luz. La lectura se me hizo muy llevadera, y por lo tanto siempre quería «5 minutos más» para seguir leyendo.
El libro logró lo que más me importa en una historia: querer saber qué pasa después. Los personajes me parecieron interesantes y con muchos matices para explorar.
Zoe, nuestra aparente protagonista, es una chica llena de inseguridades y contradicciones. Lejos de ser una heroína, se deja llevar por las circunstancias y toma decisiones incorrectas. Y aunque al principio quería matarla, entendí que Zoe era yo de adolescente. Zoe es muchas de nosotras de adolescentes, enamorándonos del chico incorrecto, no mirando ni dos segundos al que daría todo por nosotras, siendo irracionales.
Y son las imperfecciones de Zoe las que le dan espacio para crecer, para madurar, para ganarse de verdad el título de heroína, aunque tengamos que esperar un poco para verlo.
Rodeando a Zoe están sus padres, sus compañeras de colegio, su mejor amigo y el chico que le gusta. Adultos con más secretos que los adolescentes que se vuelven intrigantes y nos deja con las ganas de saber más sobre ellos.
El libro está plagado de referencias geek. No es un relato romántico, es la historia como te la contaría yo o cualquier otro geek fan de la cultura de los ’80, las series, las películas de ciencia ficción –y que sepa lo que es haber sido el chico o la chica nerd del colegio mientras todos los demás parecían tener todo bajo control.
¿Y los chicos del libro?
Por un lado, Milo, un vampiro centenario con terribles daddy issues que toma una página del libro de Lestat (no literalmente) y tiene su propia banda de rock, pero que no tiene nada de amoroso ni romántico: es frío y ambicioso, quiere lograr su objetivo a toda costa, y aunque a fuerza de juventud y astucia logre alguno de sus cometidos, su soberbia y falta de empatía son notorias y le impiden obtener lo que realmente desea.
Por otro lado, mi favorito, Christian. El amigo frienzoneado que a pesar de su frustración, es el personaje que más camino recorre en el libro, el que crece, el que cambia, el que termina esta primera historia como una persona cambiada.
Detrás de una historia en apariencia familiar, hay vueltas de tuerca y complejidad de personajes que no puedo esperar para seguir descubriendo en las siguientes entregas de Hijos de la Oscuridad. De las cuales ya me estuvieron chusmeando algunas cosas, pero no les voy a contar nada 😉
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Y si no lo leyeron… ¿qué están esperando? Aprovechen y búsquenlo en su librería favorita, o por qué no, si están en Buenos Aires, en la Feria del Libro Infantil y Juvenil que se está llevando a cabo en este mismo momento.
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