Me gustaría compartir con ustedes algunos párrafos de la brillante nota de Douglas Rushkoff para CNN que encontré hace uno tiempo, impecablemente traducida en Derecho a Leer: Por cada e-mail que envías, un cartero se queda sin trabajo.
En la misma, tiene un par de reflexiones muy acertadas sobre el trabajo en nuestra vida actual. Específicamente, aborda de lleno la cuestión del trabajo como un medio o como un fin en sí mismo:
Tengo miedo hasta de preguntarlo, pero ¿desde cuándo el desempleo es realmente un problema? Yo entiendo que todos queremos nuestro sueldo a fin de mes —o por lo menos dinero. Queremos comida, refugio, ropa, y todas las cosas que el dinero nos compra. Pero ¿realmente todos queremos puestos de trabajo?
Para poder aprovechar realmente esta reflexión es necesario que nos despojemos de ciertos conceptos y prejuicios, como si una persona que no trabaja es digna de tener ciertas cosas. Eso ya es tema de otra discusión.
Centrémonos en cambio en la cuestión de si el trabajo es bueno como medio para vivir, o si es bueno como un fin en sí mismo, algo que creo que está en la raíz de nuestra cultura de productividad moderna.
[Sobre los puestos de trabajo «perdidos» por el avance de la tecnología] Si bien esto es ciertamente malo para los trabajadores y los sindicatos, me pregunto hasta qué punto realmente malo es para la gente. ¿No es este el motivo de la tecnología, en primer lugar? La pregunta que tenemos que empezar a preguntarnos no es cómo emplear a todas las personas cuyos trabajos hayan quedado obsoletos por la tecnología, sino cómo podemos organizar una sociedad en torno a algo que no sea el empleo. ¿Podría el espíritu de emprendimiento que actualmente asociamos con hacer una «carrera» ser desplazado por algo completamente más colaborativo, con propósito e incluso con sentido?
Estaba copiando y pegando más párrafos pero me di cuenta que en realidad no puedo expresarme mejor que el autor sobre sus propios puntos, sino solo agregar cuánto coincido mucho con muchos de sus puntos, y que creo que estamos al borde de un cambio de paradigma, uno que pueda despojarnos de las ataduras que nos impusieron hace siglos, y que hoy en día nos seguimos autoimponiendo sin darnos cuenta.
Les recomiendo muchísimo la lectura completa del artículo.
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