Por naturaleza, el hombre siempre ha resistido los cambios. Cambiar despierta dudas, miedos, inquietud.
Pero la evolución permanente y los adelantos en campos como la industria, la tecnología y las ciencias ha obligado al hombre a enfrentar sus dudas y dar el paso hacia el futuro -muchas veces un gran salto-, reconociendo luego que muchos de esos cambios lograron renovar notablemente su vida. Estos cambios se deben al deseo innato de mejorar, progresar. Y gracias a ellos se han conseguido a través de la historia incontables proezas.
Actualmente, uno de los tantos campos donde más notorios se hacen los adelantos es en el ámbito tecnológico enfocado a la música. Citemos un caso: El soporte para grabación audio.
De alguna u otra forma todos disfrutamos de la música y un gran invento ha sido el antológico disco de pasta o vinilo. Luego llegó la cinta, primero con el magazine y luego con el casette. Más tarde cuando comenzó el traspaso de analógico a digital llegaron los revolucionarios y celebrados discos compactos.
Con el lanzamiento de Napster allí por el año 2000 y el auge de las comunicaciones P2P, todo cambió radicalmente. Ya no hacía falta seguir coleccionando discos compactos. Podíamos llenar nuestros discos rígidos con música digital en formato Mp3. Y hoy, ya ni siquiera tenemos que ocupar nuestra capacidad de almacenamiento. Con una simple conexión a Internet, tenemos servicios de reproducción de música online, donde encontramos nuestro artista preferido sin movernos de, por ejemplo, nuestra cama. ¡Adiós Wincofón!
El soporte para grabación de audio es un excelente ejemplo de cómo en poco tiempo se sucedieron muchos diferentes cambios en pos de mejorar.
Ahora bien… pensemos en el soporte para escritura, aquello que actualmente llamamos libro.
La historia nos cuenta que antiguamente se usaba la piedra, la corteza de madera y la arcilla. En la época de oro de los faraones, se puso de moda un soporte muy geek: El papiro. Muchos siglos depués, para el siglo III a.C. comenzó a usarse el pergamino (Hecho habitualmente de piel de becerro). Seis siglos más tarde, para la edad media se adoptó el uso del códice, que en vez de un rollo de hojas encoladas, era un conjunto de hojas cosidas. Sí, el códice es el formato que tenemos actualmente. Por supuesto que ha mejorado con el paso del tiempo, pero… ¡Desde hace mas o menos 1600 años, usamos el mismo tipo de soporte de escritura!
Es lógico entonces que todos estemos acostumbrados al libro de dos tapas. Nuestros padres, abuelos, bisabuelos y anteriores generaciones sólo conocieron ese formato. Pero parece que la historia está por cambiar.
Vientos de cambio
Hace unos cuantos años -al menos diez- que se habla en el mundo de libros electrónicos. Aquí comenzó a hacerse un poco más conocido con el lanzamiento del famoso lector de libros digitales Amazon Kindle.
Una noticia muy reciente, que ya ha sido publicada aquí (La Tienda de ebooks de Movistar y Telefónica), es la inauguración de una tienda de e-books netamente argentina. Contará con 15.000 títulos en formato PDF con DRM al momento de su lanzamiento, y no será necesario ser cliente de la empresa para acceder a ella.
Los libros digitales o e-books tienen muchas ventajas. Una de ellas es la inmediatez para conseguir títulos. Si nos levantamos con ganas de leer, simplemente ingresamos, elegimos e instantáneamente, mediante la conexión Wi-Fi o 3G tendremos el libro en formato digital en nuestras manos.
Cabe destacar que los lectores de libros digitales permiten leer a la luz del sol, ya que las pantallas son especiales. Además, se mantiene el formato propio del diseño impreso de los libros, pudiendo disfrutar en digital una edición exactamente igual que la impresa, incluyendo las imágenes y dibujos. No gastan batería salvo cuando se cambia de hoja y, en promedio, una carga permite leer un libro completo, o entre 5.000 y 12.000 hojas. Algunos lectores incluyen además un reproductor de audio, parlantes stereo y salida para auriculares.
Otra gran ventaja es que podemos llevar cientos de ejemplares en la memoria del lector digital. Adiós al traslado de pesados libros. A modo de ejemplo, el Kindle III permite almacenar en promedio hasta 3.500 libros digitales. A muchos de nosotros nos gusta tener una biblioteca llena de libros, pero a veces la realidad nos indica que en la vida moderna el espacio no abunda. Seguramente en pocos años, podremos tener nuestra propia biblioteca en Internet, con acceso inmediato a ella desde cualquier lugar donde estemos con un click en nuestro lector de e-books.
Los libros digitales resultan más económicos que comprar un libro tradicional. Y por otro lado, son 100% ecológicos. Para producir un e-book no hace falta gastar ni una hoja de papel.
Podemos leer cualquier archivo que tengamos en formato pdf. Simplemente lo copiamos en la tarjeta SD y listo. Además, el Kindle de 3ra generación ofrece la posibilidad de leernos en voz alta nuestros libros, blogs, periódicos y documentos personales. Podemos, por supuesto, cambiar el estilo y tamaño de la letra.
¿Y si nos gustaba subrayar o escribir al margen en las hojas de nuestros libros? La mayoría de los lectores de e-books nos permitirán agregar nuestras notas y harán una copia de respaldo de las mismas. También doblarán la puntita de la hoja, para marcar donde hemos dejado de leer.
No podremos imprimirlos, pero podremos prestarlos, práctica que se irá implementando lentamente. (Podés aprender más sobre esta práctica Aqui). Además podremos contar con tarjetas de regalo virtuales, para regalar a alguien que tenga también un lector de e-books, el libro de su preferencia.
¿Damos el salto?
Nada cambiará el placer de leer un libro formato códice o regalarlo. Pero las ventajas que otorga el lector de libros digitales hace que pensemos dos veces en la necesidad de «aggiornarnos» a los tiempos que vivimos y pegar el salto.
Es un hecho que todavía se están dando los primeros pasos, pero la marcha es firme y no parece tener retorno. Poco a poco el futuro nos llevará por los caminos digitales, caminos que cada vez son más anchos y nos conducen más lejos.
Está en nosotros la decisión. ¿Vamos a aferrarnos al pasado? ¿Vamos a aceptar el presente de renovación?. Este cambio es inevitable e irreversible, pero a la vez conveniente. Nada nos quitará en un primer momento el sabor amargo a los que por décadas hemos disfrutado con pasión el placer de leer un libro «común». Nobleza obliga, confieso que hasta hace muy poquito tiempo yo no estaba para nada convencido de pasarme al bando de los e-books.
De hecho no hay por qué hacerlo de forma abrupta. Nuestro lector de libros electrónicos no viene para desterrar nuestra biblioteca. Simplemente viene a simplificarnos la vida -y a darle menos peso a nuestras carteras y mochilas-. Viene a convivir con nuestra biblioteca. No pensemos que estamos frente a una elección definitiva, en la cual se juega la permanencia de un formato u otro. Pensemos en que existirá una sana y lógica convivencia, donde nosotros llevamos las riendas y elegimos el lugar que queremos darle a cada uno.
Pero no temamos al cambio, dar el salto y evolucionar nos desarrolla como humanos. Además, este cambio muy probablemente ayude a más personas a adquirir el hábito de la lectura. Y también a poner nuestro granito de arena para que de una vez por todas, un mundo lleno de libros signifique también un mundo lleno de árboles.
Yo me animo al cambio… ¿Y vos?
Sobre el Autor: Asur, es un ferviente amante de la tecnología. Inquieto por naturaleza tanto de cuerpo como de alma. Lector entusiasta, melómano, muy curioso, preguntador compulsivo y conversador. Podés encontrarlo también en www.cosas-simples.com.ar Y podés seguirlo en Twitter como: @asur
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