Habiendo dejado atrás la tierra de los Targaryen, me dispuse a aventurarme en la épica batalla de Blackwater Bay, para la cual la exhibición de Game of Thrones tenía preparada una experiencia interactiva.
La experiencia consistía en manipular enormes arcos con flechas, que serían «disparadas» en una pantalla digital hacia las naves que se acercan a King’s Landing. En el agua, manchas verdes nos indican en dónde se encuentra el fuego valyrio (wildfire), y es allí hacia donde debemos apuntar nuestras flechas encendidas, para causar explosiones y el mayor daño posible.
Después de 3 disparos, el juego cierra con alguna frase de la serie que alude al valor o las batallas. Experiencia breve, pero sin dudas tener los arcos en la mano te dan una sensación de poder muy particular, incluso aunque sean de mentirita. Por ciero, serían de mentirita pero enormes y con cierta dificultad para manipularlos, lo cual le daba más realismo a la cuestión.
Terminada la batalla de Blackwater Bay, llego a una de las últimas paradas: el Muro y todo lo que hay detrás de él. Allí, los trajes de Jon Snow, Ygritte y el resto de quienes están sobreviviendo al frío y a los «otros» cuentan la historia de lo que es el verdadero peligro que está amenazando a Westeros, mientras en resto de las familias juegan a la guerra en el sur.
You know nothing, Jon Snow.
Saqué muchas fotos que voy a subir pronto a la página de Facebook de Acceso Directo, y a Google Plus. Tengo que corregirles un poco la iluminación, la expo era muy oscura y para nada amigable con cámaras point-and-shoot.
El resto de la exhibición estuvo lleno de objetos usados a lo largo de las tres temporadas, desde la carta que Theon nunca le envió a Robb, hasta los diamantes de Tyrion. Un paseo a través de la memoria, sin lugar a dudas.
Mientras tanto, esta señorita se va despidiendo de sus aventuras en tierras lejanas, para volver a sus propias desventuras en el sur. El invierno está llegando aquí, y hay mucho que hacer.
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