La verdad es que últimamente (y por últimamente me refiero a años), la gente de Coca Cola está haciendo unas campañas muy originales a lo largo de todo el mundo, sobre todo a través de máquinas expendedoras (las «vending machines») que buscan interacciones particulares de sus usuarios. Son campañas por lo general muy emotivas y que te sacan una sonrisa.

Esta mañana vi una de las últimas, que casi me saca un par de lágrimas. En esta oportunidad, la compañía decidió enfocarse en una acción que traiga un poquito más cerca a los pueblos de India y Pakistán.

Para hacer esto, instalaron una máquina expendedora en cada país, que da latitas de Coca gratis siempre y cuando dos personas (o parejas, o grupos) actúen en simultáneo en los dos países, viéndose por una cámara (que da la sensación de ser un espejo, lo cual ya de por sí es un simbolismo importante) y siguiendo las instrucciones en pantalla.

El resultado es conmovedor, viendo a completos desconocidos, de dos países en conflicto, interactuar, sonreírse, agradecerse.

No, la campaña de Coca Cola no va a resolver ningún conflicto diplomático ni pondrá fin a las tensiones. Pero nos recuerda que los países están hechos de personas como nosotros, y que a nivel personal podemos dejar todas esas complicaciones atrás, y ser simplemente hermanos en este mundo.

Gotita a gotita.