Durante dos meses planifiqué en secreto mi viaje más grande y ambicioso hasta ahora: hacerle verdadero honor al título de “vida nómade” y volar a Europa para dedicarme durante 5 semanas a experimentar la vida en el viejo continente.
Ansiosa por más de una razón, y con solo un bolso de mano y una carry-on, partí el viernes a la noche a EZE para comenzar una travesía de 29 horas que me llevarían a mi primer destino: Madrid vía Estambul.
Esta es la crónica de ese viaje.
Buenos Aires a São Paulo
Mi primer vuelo en Turkish Airlines fue largo pero muy cómodo y tranquilo. El tramo desde Buenos Aires a Madrid tuvo una parada y una escala.
La parada fue en GRU. Abordé en EZE como siempre, con la suerte de tener un asiento bulkhead que prometía un vuelo más cómodo, y el avión a medio llenar. Despegamos a las 23:15.
Por cierto, pude ver “en vivo y en directo” el video de seguridad hecho con los personajes de LEGO, que me pareció una excelente campaña de la aerolínea.
El vuelo fue más rápido de lo que esperaba (a la 1:30 aproximadamente ya estábamos en GRU), y en ese tramo nos dieron la almohada y un servicio a bordo simple de bebida (caliente o fría) y la elección de muffin de chocolate o sándwich. De más está decir que le entré al muffin, por más que había cenado antes de salir de casa.
El sistema de entretenimiento a bordo me llamó la atención por un detalle súper pequeño pero que me encantó: a medida que iba navegando por las películas y series disponibles, podía marcar con estrellas las que me llamaban la atención, para luego tenerlas todas agrupadas en otra pantalla.
Yo siempre quiero ver el catálogo entero antes de decidirme por una peli (sí, hay algo de FOMO ahí), así que eso me pareció buenísimo.
La parada en GRU
Al aterrizar en GRU, algunos de los pasajeros se bajaron, mientras que al resto nos pidieron mucho que nos quedemos sentados y no deambulemos por los pasillos. Habría tiempo más adelante para eso.
El tiempo en GRU fue justamente una parada y no una escala, ya que los que seguíamos para Estambul jamás bajamos del avión.
Una vez que los que no seguían con nosotros descendieron, la tripulación abrió todos los compartimentos superiores y se aseguró uno por uno que todos los bolsos y maletas que había en el avión pertenecieran a los que nos quedamos.
Después de esto ya podíamos empezar a movernos por el avión, ir al baño, estirar las piernas… pero no había mucho más para hacer que eso, o ver algo en el sistema de entretenimiento a bordo. Honestamente yo estaba tan cansada que me dormí casi todo el primer vuelo y la mitad de la espera en GRU.
Subió un equipo de limpieza para aspirar y limpiar el avión, y luego empezaron a abordar los pasajeros que se sumaban con nosotros para el tramo hacia Estambul. En total habremos estado 1:30h ó 2:00h en tierra.
Ahora sí: hacia Estambul
Me pareció súper llamativo cómo configuraron las dos partes del vuelo de forma diferente: no es que nos preparamos para un vuelo trasatlántico desde el principio, sino que la primera parte fue casi de cabotaje, mientras que cuando ya estábamos en el aire camino a Estambul pasaron a darnos el amenity kit (sí, Turkish tiene amenity kit en economy), teníamos frazada, y hasta nos dieron un menú con lo que íbamos a comer durante el vuelo.
Como el vuelo desde GRU salió por la madrugada, primero nos sirvieron un desayuno de huevos revueltos con vegetales (¡yum!), fruta y quesos. Vale aclarar que en cualquier momento del vuelo uno podía ir al fondo y pedir un sándwich o muffin si quería.
Aprovecho para comentarles que Turkish permite elegir de antemano algunos menús especiales, si así lo deseasen:
- Menú vegetariano asiático (AVML)
- Menú hindú (HNML)
- Menú de verduras crudas (RVML)
- Menú para bebés (BBML)
- Menú Kosher (KSML)
- Menú de marisco
- Dieta blanda
- Menú bajo en calorías
- Menú vegano estricto
- Menú infantil
- Menú bajo en grasas
- Menú jain hindú vegetariano
- Menú para diabéticos
- Menú bajo en sodio
- Menú ovolactovegetariano
- Menú de frutas
- Menú oriental vegetariano
- Menú sin gluten
- Menú sin lactosa
Después del desayuno, para el que me desperté puramente con fines profesionales para poder mostrárselos, y no porque sea una muerta de hambre, me puse la almohadita de cuello, los auriculares, las pantuflas del amenity kit, me tapé los ojos con el antifaz, y me dormí.
¡Y cómo dormí! Caí rendida. La semana había sido más que intensa, y eso sumado a que tenía asiento bulkhead y podía apoyar los pies en la pared, fue un golazo. Creo que dormí como 6-7 horas, no sin despertarme alguna vez en el medio, pero sí durmiendo profundo.
Me desperté un poco antes de que se enciendan las luces en la cabina, faltando todavía 4 horas para Estambul. Ya estábamos volando por sobre África.
Ahí me levanté para estirar un poco las piernas, y compré el pase de WiFi. Me costó un poco porque daba error cuando ponía como mail mi cuenta que termina en @cecisaia.com
Después de un par de intentos fallidos, probé con la @hotmail.com (antes de que me juzguen: es la que uso para registrarme en cosas) y ahí funcionó.
El pase de WiFi por 24hs sale 15 dólares (o pueden comprar uno de 1 hora por 10 dólares).
Bajé la Macbook que tenía en la maleta de mano, me puse a ver The Handmaid’s Tale, y una hora y media después pasaron a servirnos el almuerzo: ensalada, hummus, y strogonoff de carne con arroz y verdura.
Ese fue el último servicio a bordo antes de aterrizar en Estambul, por la noche de Turquía.
El aeropuerto de Estambul
Algo que me llamó la atención es que al salir de la aeronave por la manga, y antes de poder entrar al aeropuerto propiamente dicho, nos pidieron los pasaportes para una revisión rápida.
Como no despaché equipaje, y simplemente iba con mi cartera y mi carry-on, no tuve que ir a buscar nada a cinta. No sabría decirles si, en caso de haber llevado otro tipo de equipaje, hubiera seguido por su cuenta hasta Madrid o lo tendría que haber ido a buscar yo.
En todo caso, como mi vuelo era de conexión, seguí los carteles que indicaban “transfer a terminal internacional” (no hay ningún tipo de transporte, simplemente se camina de una a otra por dentro). Me controlaron pasaporte y boarding pass, pasé seguridad, y luego por una escalera mecánica que subía a la terminal correspondiente.
Para pasar mis 9 horas de escala tuve el placer de poder quedarme en el VIP Lounge de Turkish Airlines en Estambul, el más grande y lujoso que visité hasta ahora. Tiene desde micro cine hasta masajista. Pronto les haré un post dedicado exclusivamente al lounge.
Comí algo, me pegué una ducha, dormí un poco, y a las 6 de la mañana emprendí camino hacia la puerta de embarque para el último tramo del viaje.
Estambul – Madrid
El vuelo de Estambul a Madrid de Turkish lleva unas 4:30 horas. Abordamos y despegamos puntuales (a las 7:15 hora local), y en menos de una hora de estar volando nos sirvieron un desayuno completo (casi igual al del vuelo largo, que por mí perfecto porque estaba riquísimo).
Dormí el resto del vuelo, que pasó con total normalidad, mientras la pantalla de la cabecera mostraba el recorrido por encima del Mar Mediterráneo.
Y así concluyó mi travesía desde Buenos Aires hasta Madrid, y empezó mi viaje por Europa que va a durar unas 5 semanas.
Si tienen tips o consejos para este viaje, ¡son bienvenidos!
Deja una respuesta