Finalmente llegamos al último episodio de esta segunda temporada de Black Mirror, la serie creada por Charlie Brooker, The Waldo Moment. Como les comentaba en el episodio pasado, las expectativas para este tercer capítulo no eran para nada bajas, todo lo contrario.
Como siempre me ha pasado con la serie, los primeros minutos del episodio son terriblemente desesperantes. Uno quiere entender qué esta sucediendo, quiénes son los personajes y por donde va encaminada la historia; uno se hace mil preguntas sobre la trama, y es que Brooker nos trae malcriados. Estamos acostumbrados a no esperar poco de él y como siempre, no deja de defraudar por un segundo.
En esta ocasión nos topamos con un tema que podría resultarle tedioso a algunos, la política. Pero como siempre en las historias de Charlie, no es el enfoque tradicional sobre el tema, sino cómo la tecnología influye sobre la misma y de qué manera participa, al igual que la sociedad moderna en la que vivimos, o viviremos.
La historia comienza con Gwendolyn Harris (protagonizada por Chloe Pirrie) en una entrevista para ser MP (Member of Parliament / Miembro del Parlamento). En la siguiente escena nos topamos con «Tonight for One Week Only» un programa cómico, el cual cuenta con un personaje bastante particular, Waldo, personificado por Jamie Salter (Daniel Rigby). En el segmento de Waldo nos muestran su conversación con Liam Monroe, el ex ministro de cultura; lógicamente, Waldo todo lo que busca es entretener, por lo que mantener una clásica conversación política no era parte del plan en absoluto. En la reunión luego del show, le proponen a Jamie hacer un piloto de Waldo, un show exclusivo para el personaje; al día siguiente, durante el brainstorming para el piloto de Waldo, se les ocurre hacerle frente a la campaña de Monroe y convertir a Waldo en un candidato.
En dos ocasiones vemos a Waldo haciendo frente a Monroe en la via pública, poniéndolo en ridículo frente al público, dejándolo sin argumento para contraatacar. En el bar del hotel, Jamie se topa con Gwendolyn, quién claramente ahora es un rival debido a la campaña en la que está envuelto Waldo. Tras unas copas, demás está decir que la situación se puso íntima -demasiado íntima- llegando a verdaderamente afectar a Jamie en su estado anímico, para bien obviamente; con 33 años y siendo la voz de un Oso Azul, Jamie no está muy contento con su vida, pero Gwendolyn le dio otra cara a eso, o por lo menos eso creía, hasta el momento en que sus profesiones le impiden estar juntos.
Durante un debate de preguntas y respuestas en una universidad, Monroe ataca directamente contra la vida personal de Jamie, fue en ese momento en el que hay un quiebre en el personaje, Jamie decide dejar de lado los chistes y contestar sin filtro todo lo que piensa sobre los candidatos políticos presentes. En este punto comenzamos a darnos cuenta del potencial que tiene un personaje como Waldo en la política, una personaje que quitaría a los políticos del medio y le mostraría a la gente alguien más «real», por más que sea sólo una caricatura.
Luego de entrevistarse junto a un periodista al aire -y dejarlo en ridículo obviamente, este detalle no podía faltar-, Jamie y Jack Napier (Jason Flemyng) -el dueño del canal al que pertenece Waldo- se reúnen con Jeff Carter (David Ajala) de La Agencia (y si bien nunca nos aclaran quién es La Agencia, podemos darnos una idea de que pertenece al gobierno de Estados Unidos), quien les comenta cómo Waldo es el personaje político perfecto: cuenta con equipo que puede Googlear cada palabra que el oponente dice, son completamente transparentes al respecto, es un personaje anti-político en cierto sentido, Waldo puede enviar cualquier mensaje a las personas sin que estas sientan que es pura charlatanería de un político más, es un verdadero asesino de candidatos. Waldo se transformó en una plataforma mundial mediante la cual, con el correcto mensaje, se puede llegar a la gente de manera más rápida y eficiente, cosa que ningún otro político puede ofrecer.
Al día siguiente, Jamie trata de disculparse con Gwendolyn por lo dicho en el programa de hacía unos días; ella le deja bien claro que lo hubiese llamado luego de la campaña, y lo único que ha hecho ha sido fortalecer a Monroe. Gwen por lo menos tiene principios que defender, Waldo no tiene absolutamente nada, no manda ningún mensaje. Al darse cuenta de esto, Jamie trata de sabotear la campaña convenciendo a la gente que no vote por Waldo, pero el tiro le sale por la culata y termina golpeado por uno de los votantes.
Mientras Jamie permanece en el hospital, la votación finalizó y es hora de declarar al ganador. Liam Monroe consigue más de 19 mil votos y Waldo más de 16 mil, dejando bastante atrás a los otros candidatos. Si bien no fue Waldo el que ganó las elecciones, la moraleja es cómo un personaje que llega a masificarse entre la población y ofrece un aire verdaderamente nuevo -por más que en la realidad nunca tenga un plan, ni siquiera una serie de objetivos- convenza a la gente de votar por él. Lo más gracioso de este final es la parte en la que Waldo incita a tirarle un zapato a Monroe con un premio de 500 libras, lo que me recordó a un político estadounidense en una conferencia en Iran hace unos años.
Finalmente, durante los créditos, vemos a Jamie convertido en un bagabundo, movido de abajo de un puente por la policía, se topa con un cartel publicitario interactivo, en el que vemos cómo Waldo se ha convertido en una figura política internacional.
Sinceramente si me tengo que quedar con episodio favorito de esta temporada, definitivamente sería el segundo, White Bear, por la temática y la manera en que logra el efecto sorpresa en el espectador. Pero también es interesante ver otra vez el tema político y su confluencia junto a la tecnología como herramienta en la serie.
¿Ustedes que opinan sobre este final de temporada? ¿Esperaban más de Brooker para este último episodio, como por ejemplo otra temática?
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