Esta semana se estrenó la nueva temporada de una de las series más aclamadas del 2011, Black Mirror. El director Charlie Brooker nos lleva por un recorrido de tres historias por temporada, cada una con su casting particular y su propia esencia, pero todas tratan sobre la temática de cómo vivimos hoy en día, y la relación directa de la tecnología con la sociedad.
Personalmente, la primer temporada me fascinó. La manera en que Brooker plasma la realidad en la que vivimos, o con la que nos enfrentaremos tarde o temprano, si permitimos que la tecnología nos consuma, es increíble. Uno se identifica con los personajes, incluso llega a sentir una especie de empatía, nos transporta a esa realidad y nos hace imaginarnos cómo serían nuestras vidas bajo esas condiciones. Por esa razón se me hizo bastante difícil escribir estas lineas, tratando de no dejar a nadie indiferente, pero como eso es prácticamente imposible, lo dejo en un artículo de opinión y de cómo me sentí con el regreso de la nueva temporada. Aviso que hay spoilers, de otra manera se me complicaría relatar con libertad.
Como se habrán dado cuenta, mis expectativas eran bastante altas, no les voy a mentir. Había evitado toda clase de spoiler -y aún lo hago para los dos episodios restantes-, por lo que no conocía absolutamente nada de la trama.
En el primer episodio nos encontraremos con Martha y Ash (caracterizados por Hayley Atwell y Domhall Gleeson, respectivamente), una joven pareja que se muda al medio del campo. Desde el primer minuto nos encontramos con que Ash es usuario bastante activo de una red social muy parecida a Twitter (me arriesgaría a decir que incluso puede tratarse del mismo Twitter), lo que a veces entra en conflicto con su vida real, quedándose colgado con el teléfono sin saber que sucede a su alrededor.
Mientras conocemos la faceta artística de Martha (en la cual utiliza algunos gadgets geniales, los cuales me gustaría ver inventados en un futuro no muy lejano), nos enteramos -al igual que ella obviamente- que Ash sufrió un accidente de transito (relacionado al uso de las redes sociales mientras manejaba? no sabemos, pero yo no lo descartaría). En el funeral, una mujer cercana a la familia le comenta a Martha sobre una tecnología que le permitiría conectarse con él, debido a que era un usuario muy activo de esta red social, usaría dicha información para generar un personaje virtual; demás está decir que Martha no reaccionó bien, es obvio que era demasiado pronto para proponer algo así.
Esa misma noche, a Martha le llega un mail de Sara diciendo que la inscribió en esta propuesta que le mencionó durante el funeral. Sin dudarlo, Martha desecha el mail; pero enseguida abre otro correo, esta vez es una publicidad, en la cual le recomiendan a Martha determinados libros que otras personas en su misma situación adquirieron, obviamente son todos libros de auto ayuda, para poder superar la pérdida de un familiar. Esto me recordó a la actual campaña de Microsoft, Scroogled, en la que ataca directamente contra Google y su sistema de publicidad personalizada (la hipocresía de Microsoft quedará para otro post).
A continuación del mail de los libros, Martha recibe un mail con el nombre de Ash y llama enseguida a Sara para decirle lo repulsiva que es la idea. En ese momento, Sara le explica que este servicio aprende de toda la actividad pública de Ash (ya sea en Facebook, Twitter y demás redes sociales) y permite crear un personaje virtual, el cual imita en cierta manera a la persona real.
A la mañana siguiente, Martha se entera que está embarazada y decide finalmente contactar al Ash virtual para contarle. Pasado el punto de asombro, Martha decide procesar toda la información que tiene de Ash para generar un personaje con quien hablar. Con el correr de los días, la dependencia al servicio se vuelve cada vez más profunda, llegando a no contestar un llamado de su hermana e incluso a largarse a llorar porque se le cayó el smartphone y se cortó la llamada. En la siguiente escena, una vez comprado otro smartphone y re-establecida la llama, el Ash virtual aprovecha a recomendar una experiencia un poco más real, un modelo 1:1 del Ash que ella una vez amó. Y acá es cuando todo se vuelve creepy y futurista. Bueno, más futurista.
A medida que Martha interacciona con el Ash artificial, de apoco se va dando cuenta de que nunca va a ser lo mismo que estar con el verdadero Ash. Si bien experiencias como el sexo son excelentes (se imaginaran porqué), le falta el lado impredecible de Ash, los sentimientos, el lado humano. Finalmente, cuando Martha se da cuenta de todo esto, decide llevar a Ash hacia el acantilado del que hablaban durante el picnic en el campo, tratando de hacer que este salte; mientras Martha le reprochaba que salte, y cómo el verdadero Ash no lo haría, sino que trataría de buscar una solución, el Ash artificial empieza a suplicar que no lo incite a tirarse, logrando hacer que Martha se arrepienta de la situación.
En la siguiente escena nos encontramos con que es el cumpleaños de la hija de Martha. Al momento de cortar la torta, ella decide que hace falta otra porción para llevar al piso de arriba y ahí es cuando nos enteramos que Martha ha guardado al Ash ariticial todos estos años en su ático, y por lo tanto, está lejos de superar la muerte de él, incluso le oculta a la hija que la «persona» que vive en su ático es un clon de su padre.
El acercamiento de Brooker hacia el tema de las redes sociales y nuestra adicción hacia ellas es impecable. Pero mejor aún es cómo desarrolla al personaje de Martha, una persona que no logra superar la muerte de su novio y todo se vuelve más complicado cuando accede a interactuar con un Ash artificial, el cual nunca va a llegarle a los talones al real, ya que se basa en la actividad en internet de la persona, por lo que ahí entra en juego el hecho que en internet reflejamos una versión de nosotros que puede o no ser la verdadera, damos a conocer una versión de nosotros.
Y esto es sólo el primer episodio! Las expectativas siguen siendo altas, y si bien al principio no lograba engancharme del todo con la historia, tras mirar el episodio de nuevo, pude prestar atención a otros detalles que me permitieron captar su esencia por completo. Por lo pronto, hasta el próximo episodio y como siempre, siéntanse libres de discutir cualquier opinión en los comentarios.
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