Cada día parece que el trabajo e Internet están más relacionados, y más para personas como nosotros, muchos de quienes sin Internet sencillamente no podrían trabajar.
Hoy pensaba en que la frase «trabajo en Internet» tiene muchas aristas, no solo en la parte de efectivamente hacer nuestras tareas, sino en la búsqueda y encuentro de un puesto que nos guste.
Hace cosa de 6 ó 7 años, trabajé como recruiter en una agencia de recursos humanos. Mi trabajo consistía en encontrar a candidatos adecuados para un puesto, entre los miles de currículums que las personas subían a motores de búsqueda especializados.
Diferenciábamos a los candidatos activos (los que estaban a la caza de un nuevo empleo), de los pasivos (que no estaban buscando un cambio necesariamente, pero habían subido su CV por si aparecía algo). Hoy eso cambió mucho.
Sin darnos cuenta, somos sujetos de búsquedas permanentemente. Algunos tenemos perfiles en LinkedIn y nuestro aspecto profesional es más visible. Pero otros pueden ser identificados por astutos head hunters simplemente por sus blogs, o sus perfiles de Facebook, o hasta lo que comparten en Twitter.
Y creo que nunca somos del todo conscientes de eso. Ojo, no apunto a «así que cuidado con lo que publican», sino a lo maravilloso de saber que nuestro talento puede ser descubierto algún día simplemente por hacer lo que nos sale natural.
De todas formas, van algunos tips para ayudar a que eso pase: mantener los perfiles bien actualizados es una buena forma de «dar la bienvenida». Hacer networking está bueno, pero hay que hacerlo con mesura, solo agregando a gente que realmente conozcas. Sumar figuritas como si fuesen un álbum no es el objetivo.
Y por último, si nos vamos al lado más activo, ser selectivos con las ofertas laborales a las que aplicamos. Aunque postularnos esté a solo un click de distancia, si lo hacemos sin estar debidamente calificados, o sin estar de verdad convencidos de querer el puesto. Calidad es mejor que cantidad.
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